La Cima
Alexis Lugo Fernández
Nací y crecí en un pueblo pequeño; con el pasar del tiempo conocí muchos de sus rincones. Escalé muchas de sus colinas y montañas y desde sus cimas contemplé mi pueblo. Pero mi curiosidad me hacía sospechar que habían montañas mas altas que las que había visto. Un día decidí buscar esas altas montañas. Comencé mí búsqueda por el llano adyacente al pueblo. Caminé por el varios días, en el transcurso de mi viaje ví plantas maravillosas, arbustos y animales. Un día el llano, ya muy curioso por mi presencia, me preguntó,
-¿Caminante, quien eres y a donde vas?-
A lo que contesté, -Soy un humano y estoy buscando montañas altas para escalar y desde sus cimas ver el horizonte-
El llano repuso -Humano esto explica por qué eres tan diferentes a los demás animales que viven y recorren mis dominios. Pero buscar montañas en este valle es una perdida de tiempo. ¿Has notado lo plano que soy? En mis dominios no hay montañas.-
A lo que respondí –¿Entonces donde las puedo encontrar?-
El llano respondió – No se donde, pero tal vez debes preguntarle al río que me atraviesa, él que está más adelante. Él me ha dicho que su origen es en las montañas.-
Le di las gracias y caminé en busca del río.
Encontré el río. Era muy ancho, con aguas claras y frías. Seguí su cause por varios días.
Un día el río me habló–¿Por que me sigues?- Le respondí, -El llano me dijo que usted podría decirme donde podía encontrar montañas altas.-
El río respondió- Provengo de altas montañas que están mucho antes de éste lugar-
-¿Podría usted llevarme a ellas?
-Me gustaría ayudarte pero los ríos fluimos siempre en la misma dirección, tierra abajo.-
El río viendo mi tristeza, añadió –Podría llevarte al mar, que ocupa cuencas más grandes y fluye en muchas direcciones y tal vez sepa de montañas altas, ¿que te parece?-
Me alentó oír eso y entonces seguí el río hasta que llego al mar. Cuando llegamos al mar, el río me dejó en la orilla y continúo su camino hasta mezclarse y perderse con el mar.
Estuve allí contemplando el mar por muchos días. Entonces el mar me habló.
-¿A quien esperas humano? o mejor dicho ¿qué buscas?-
-Voy en busca de montañas altas para escalar y visitar sus cimas.-
-Pero yo no tengo montañas que puedas escalar-dijo el mar.
-El río me dijo que usted podría saber de montañas altas para escalar- dije.
-¡Ah! sí, yo conozco muchos lugares con montañas altas.-
-¿Podría usted llevarme a uno de esos lugares?-
-Bueno, será un viaje largo y solitario, pero conozco una isla desolada que tiene unas montañas altas y desde su cima podrás ver vastas áreas de la tierra, ¿qué te parece?-
-Bien, ¿Cuándo partimos?-
- Si estás listo nos podemos ir ahora - respondió el mar.
Partimos hacia la desolada isla con sus montañas altas. Después de muchos días el mar me dijo, -Allá en el horizonte esta la isla. ¿La vez?
Exaltado al ver la isla exclamé, ¡sí, la veo, la veo!
Y el mar dijo -Al atardecer llegaremos a nuestro destino-
El tiempo se hizo eterno y el atardecer parecía no llegar. Al fin llegó, y la isla se alzó ante mi. Era imponente, con arenas blancas y un bosque verde que parecía impenetrable.
-Come te prometí, aquí está la isla. Nuestro viaje ha terminado. Buena suerte escalando sus montañas.-
En el centro de la isla se alzaban unas montañas inmensas. Estaban cubiertas de bosques verdes, las cuales se veían muy anchas, ¡eran impresionantes!
Después de desembarcar, caminé por muchas horas sin ver animales o personas. Entonces la isla me habló. –¡Bienvenido, a quien tengo el placer de rescatar!-
-Saludos, no soy un náufrago, soy un humano que el mar me trajo a visitarla.-
-¡Ah! mi amigo el mar, siempre preocupándose por mi. ¿Por qué me visitas?-
-He venido a ver sus montañas y por supuesto, escalar la más alta - dije
-Oh, ya veo. Tengo que advertirte que llegar solo a la montaña será difícil y llegar a la cima será aún más difícil. Es una travesía que nadie la ha intentado antes. Además, la cima es un sitio muy inhóspito y solitario.-
-Gracias por sus advertencias, pero ya he escalado otras montañas con mucho éxito. Pero admito que una vez he alcanzado la cima, la soledad y tristeza me han embargado. A pesar del triunfo de alcanzar mi meta, lo que diviso desde la cima es deprimente.-
-Ese es el pago por poder ver mas allá que los demás. Podrás ver las cosas buenas de los humanos, pero también podrás ver las malas acciones e injusticias. –
-Pero no hablemos más, pídele al valle que te lleve a la montaña mas alta y escálala, y cuando estés en la cima hablaremos más.-
Encontré el valle, el cual era muy húmedo y ruidoso por el sonido del viento en las ramas. Le pedí que me llevara a la montaña más alta. El valle me preguntó, -¿La isla te autorizó a emprender este viaje? -Sí-, le respondí.
Después de varios días de viaje atravesando selvas y colinas llegamos a la montaña más alta al atardecer. En la noche descansé después de que el valle me advirtiera de algunos peligros.
Comencé el arduo ascenso. Tardé dos días pero llegué a la cima. Una vez allí, vi muy lejos, pero todo parecía vacío. Entonces el cansancio sobreseyó a la euforia y tuve que sentarme. Entonces la soledad y tristeza me embargó, y lloré.
Entre lagrimas la isla me habló.
-¿Por que lloras? Deberías estar alegre por tú logro. Alcanzaste lo que querías, ¿no es cierto?-
-Si alcancé lo que deseaba después de tanto tiempo. Pero no me siento feliz, me siento vacío y triste.-
-Humano, veo que eres muy joven y de poca experiencia. Yo fui así en mis años mozos, pero con el tiempo y mi propia soledad aprendí a apreciar las cosas buenas, y las malas. Por ejemplo, yo tengo al mar que me rodea, al cielo con su sol, la luna y las estrellas, los árboles, el viento que me acaricia y remueve el polvo, plantas que en mí habitan, todas esta cosas me llenan de alegría. Es cierto que el mar con sus recurrentes cambios de humor me castiga y me roba un poco de tierra; los árboles, plantas y animales me llenan de basura y mueren, el sol y los cielos de vez en cuando se ocultan, pero todo esto enriquece mi vida.
Entonces la isla me dijo-Ven, mira de nuevo a tú alrededor. ¿Crees que estas en la montaña mas alta? ¿Piensas que lo vez todo? ¡No! Porque aunque vez mucho, no es la totalidad. El mundo y la vida es mucho más de lo que tus ojos pueden ver, más de lo que tú mente puede abarcar. Tu vida …, es solo un instante en la existencia de la tierra, un destello en la noche. Concentra tú mirada en lo bueno que vez y podrás aprender, pronto llorarás de alegría. La soledad y tristeza hacen que la alegría sea más valiosa.-
Medité las palabras de la isla y cuando al fin comprendí lo que decía, aprecié lo que encontré y fui feliz.
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