Dr. Sigfrido Lazzarini y Papo
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Cada vez que pronuncio el
nombre Dr. Lazzarini, me hace pensar en un personaje de una obra. El Anillo de
los Nibelungos y en la tetralogía
wagneriana. También viene a mi memoria la península italiana. Primero, el
personaje se llamaba Segismundo. El apellido pertenece a Italia, aunque él
se considera descendiente de la isla de Córcega. Una vez fue italiana, ahora le
pertenece a Francia. Los griegos la llamaban, ”Kalliste, ¨La más Bonita”. Córcega
se parece a Quebradillas por los acantilados y sus bellas playas. Razón por la cual hace que este gran médico,
ame a Quebradillas por encima de cualquier pueblo, sea Sabana Grande donde
nació o Aguadilla donde se crió. Sus grados elementales nada fáciles. El cuarto
grado en la Escuela Lincon, con los
muchachos de La Perla. En la Universidad de Mayagüez estudió premédica. De 600
solicitudes a la Escuela de Medicina, el estuvo entre los 50 escogidos. Para
aquellos tiempos del 60, la universidad era subvencionada por el Instituto
Rockefeller. Sus maestros fueron doctores americanos distinguidos. Amó la
ciencia de Escolapio, desde que hizo su primera disección de un sapo toro. En
su clase de anatomía era muy apreciado. Una vez disectando un cadáver, sacó un
quiste ovárico, como bola de baloncesto. Todos vieron como se desplazan los
órganos cuando son ocupados por tamaño monstruo. Las muchachas entendieron lo
que le sucede a los órganos de una mujer embarazada. La anatomía no le impedía,
disfrutar un almuerzo. Cuentan que las muchachas podían comer si lo acompañaban la mesa.
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Conoció a un Quebradillano, hijo
de Don Moncho Medina. En unas fiestas
patronales vino a Quebradillas y se le salió el corazón de sitio. La encontró hermosa,
también a su padre le pasó lo mismo.
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Luego de graduado se casó con la novia de toda su vida, la aguadillana Emilia Gregory Fronteras. Vino cuanto antes al pueblo que lo había enamorado, Quebradillas. Puso
su oficina y trabajaba en el centro médico del pueblo. El Dr, Lazzarini y el
Dr. Rios vinieron a curarnos de nuestros
males.
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Tiene el Dr. un carisma que nos
hace confiar plenamente en el diagnóstico. Los pacientes lo entendían y lo amaban.
Los referidos que hacía eran reconocidos como acertados por autoridades médicas
en cualquier sitio de la isla. A veces con mirar a un paciente determina su
padecimiento. Muchos le deben la vida. También trajo al mundo algunos de
nuestros ciudadanos.
Hoy está retirado. Pasa su
tiempo entre libros de Física, raro pasatiempo. Conoce a Steven Hawkins como su
mano y puede explicar en forma sencilla, conceptos físicos muy complejos. Es un
gran conversador. Hay que estar atento aunque después tengamos que ir a
internet.
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Una de sus grandezas es la
discreción. Es un gran caballero, amable y sencillo. Desea pasar inadvertido.
Cumplió con su promesa de servirle a este pueblo, Le debo la vida de mi hijo
Dennis.