lunes, 27 de abril de 2020

el sacerdote de los bosques gladys soto rivera

El sacerdote de los bosques
Papo Vives
Entraba al bosque cual si entrara a un templo:
con reverencia, con pisada suave,
sus "ballerinos" pies, los elementos
para imitar el paso de las aves.
Aquí y allá una hoja, una semilla
observaba con gesto religioso.
Para él todo era maravilla,
todo tenía un lenguaje misterioso.
Caminaba sin prisa, permitiendo
que el olor del gran bosque lo empapara,
que el instinto lo fuera dirigiendo,
que Artemisa, sin más, lo enamorara.
Arrodillado ante la tierra hermosa,
acariciaba flores, tallos, frutos...
Se hacía oración su alma ante las cosas.
Su amor, al verde le rendía tributo.
Lo seguían las hadas y los duendes
y los seres del bosque se peleaban
por ser sus monaguillos o asistentes
cuando a su sacro oficio se entregaba.
Hoy Papo quiere que las piedras canten.
Está buscando voces para el templo:
gente llena de luz que de levante
a rescatar... y a redimir el tiempo.
○gsoto

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