Cuando me siento desdichado pienso en la muerte. Es el consuelo que
tengo: saber que no voy a seguir siendo, pensar que voy a dejar de ser.
Es decir, yo tengo la certidumbre más allá de algunos temores de índole
religiosa, más allá del cristianismo, que desde luego lo llevo en la
sangre también, más allá de la Church of England y de la de la Iglesia
Católica Romana, más allá de los puritanos, más allá de todo eso, yo
tengo la certidumbre de que voy a morir enteramente. Y es un gran
consuelo. Es algo que le da mucha fuerza a un hombre, el saber que es
efímero. En cambio la idea de ser duradero, me parece que es una idea
horrible realmente. La inmortalidad sería el peor castigo. Cualquier
forma de inmortalidad sería el infierno. El cielo si durara mucho sería
el infierno también. Cualquier estado perdurable es la desdicha. Quizás
una de las mayores virtudes de la vida es que todo es efímero, incluso
lo físico es efímero, el placer es efímero también, y está bien que sea
así porque si no sería muy tedioso todo.
Borges para millones,
Jorge Luis Borges
viernes, 7 de febrero de 2025
BORGES ====MI CONSUELO ANTE LA MUERTE
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