Eres tan insufriblemente envidioso que no pudiste vivir con la idea de que por poco me mato en “mi caída”.
Fabricaste una caída agregándole todo tipo de movimientos histriónicos con el solo propósito de tratar de superar “mi caída”.
Eres un artista del plagio, hasta con las caídas, ¿no se te pudo ocurrir algún otro sainete con el que tratar de llamar la atención?
Como nadie se enteró de tu pobre ardid, tuviste que recurrir a las redes sociales, como buen narcisista que eres y, publicarlo a los cuatro vientos, como si a alguien le fuera a importar.
Ya tu audiencia conoce de tus poses gardelianas y de tus ademanes chaplinescos, toda una fábrica de necedades que a nadie ya conmueven.
Acógete a buen vivir en el anonimato, donde no tendrás ni sombra, porque es tiempo ya de que te pasen factura.
Para que pagues tus pecados, se te vendrá encima un aluvión de miradas esquivas, nadie te reconocerá en la calle, nadie te saludará, aunque les pagues, no tendrás más aplausos, ni vítores de tu muy aburrido público]
ANONIMO
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