lunes, 28 de enero de 2013

El último Sacristán Papo Vives


                                        

                                                   El Sacristán d mi Pueblo

  Cuando era estudiante de Doña Alicia, tuve la suerte de leer un libro llamado Retablos de la Aldea, donde se encontraban aquellos personajes, tan fundamentales para  formar una comunidad  sana en los pueblos sencillos de nuestra isla. Entre ellos se mencionaba  al Sacristán. Inmediatamente acudía a mi cabeza un hombre algo delgado llamado Ernesto, nada parecido a la famosa obra de Oscar Wilde. Ernesto había nacido en un rincón del pueblo de Quebradillas  en unas pobres viviendas,  donde hoy localizamos la Casa del Pueblo. Allí entre los pobres adquirió esa personalidad  de hombre bueno y sencillo, apegado a las costumbres de un pueblo de antaño ya próximo a desaparecer. Durante sus primeros años se apego a la Iglesia, realizando hasta los más pequeños detalles necesarios en la realización de un ceremonial. Parte desu labor eran los distintos toques de campanas con un estilo propio nunca más igualado. Era ya fácil distinguir los tañidos de sus campanas, El toque de las doce, resonante, de un repiqueteo aun desconocido por nuestro Tito Puente, el de las seis un toque lastimero, toque  que incitaba al  reposo de aquella fuerza muscular de aquellos de la dura tarea q comenzaba con la aurora y terminaba justo al toque de Ernesto al crepúsculo. Aquellos toques de ánima que se oían desde lejos según la comitiva fúnebre se acercaba   al templo y según se alejaba hacia el cementerio acompañado con aquel crucifijo  y aquellos ornamentos q previamente  Ernesto había separado. Q delicadeza  de hombre q en conciencia se alegra y se compadece de toda una grey q necesita del amparo de la Divina Providencia.. Las fiestas fuertes del adviento y la cuaresma, llenas de ceremonias y actos mágicos, lo mantenían  sin tiempo para el reposo. Daba gracia verlo salir al mediodía con algo q llamaban matraca y hacerla sonar en la entrada de atrio esperando q sus sonidos se extendieran hasta Guajataca, para aquellos tiempos de un solo cura para todo un pueblo. Cuantos bautismos, confirmaciones y viáticos contaron con la presencia de Ernesto; sería imposible calcular. .Las puertas del templo no se abrían sin las llaves de Ernesto, manteniáse en vigilia hasta cerrar al anochecer. No creo q  los sacerdotes de Levi.tuvieran tantas obligaciones en tan solo un cargo ,El Sacristán.

 

 

 

 

El Sacristán de aquellos tiempos no tenía q ser educado en teología pero eran conocedores de los mas nimios detalles litúrgicos. Era aquel personaje tranquilo muchas veces vestido de pantalón negro con camisas blancas y a veces una cruz en su pecho, no necesitaba de ornatos pero Dios había puesto sobre ellos un orden q contemplo Pablo y q la Iglesia aún no reconoció en su justo valor. Según la iglesia fue creciendo con el progreso, llegaron las oficinas, las secretaria, los coajudtores, los ministros  y la Iglesia se convirtió en paquete burocrático donde el Sacristán no encajaba. Aquellos hombres desaparecieron. Hoy a sus setenta y cinco años cuando lo veo caminar con cierta doblez de años, mi corazón se enternece y se llena de tanto agradecimiento, de aquel q sirvió a tantos con devoción y respeto. Dios no lo hizo rico y cuando quedo desamparado de su Sacristanía Lola su esposa le ayudó a  entrar a otros oficios donde ganarse la vida. Hay algo en Ernesto q me encanta. Hay q ver como le encanta el baile y la música, y no teme  a  el q dirán,  para zafarse un zapateado en medio de la plaza,  hasta solo si no encuentra pareja. Esta mañana en casa de Lucho entró muy contento pq la iglesia lo había llamado para bendecirlo por sus setenta y cinco (marzo 26 2006) años. Habían muchos jóvenes de esa edad y todos recordamos al Ernesto de Vigo Salas, al Ernesto de Acevedo y al Ernesto de Berrios, no se si alcanzo a tener q ver algo con Mari, cuatro sacerdotes q llevamos en el alma. Gracias Ernesto por haber sido nuestro último Sacristán

 

 Se me olvidaba, pero Ernesto es un ser humano q gusto de casarse y formar familia,

le estaba permitido hacerlo según las reglas de Pablo a Timoteo o a Tito.Los sacristanes pueden casarse y procrea una familia. Se caso con Doña Lola ,con la ayuda de lo Alto

tuvieron tres hijos dos nenas y un nene q es por hoy uno de los mejores maestros de Ciencia conocidos en toda la isla ,q se llama como su padre Ernesto Estremera.

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