El Sacristán d mi Pueblo
Cuando era estudiante de Doña Alicia, tuve la
suerte de leer un libro llamado Retablos de la Aldea, donde se encontraban
aquellos personajes, tan fundamentales para
formar una comunidad sana en los
pueblos sencillos de nuestra isla. Entre ellos se mencionaba al Sacristán. Inmediatamente acudía a mi
cabeza un hombre algo delgado llamado Ernesto, nada parecido a la famosa obra
de Oscar Wilde. Ernesto había nacido en un rincón del pueblo de
Quebradillas en unas pobres viviendas, donde hoy localizamos la Casa del Pueblo.
Allí entre los pobres adquirió esa personalidad
de hombre bueno y sencillo, apegado a las costumbres de un pueblo de antaño
ya próximo a desaparecer. Durante sus primeros años se apego a la Iglesia,
realizando hasta los más pequeños detalles necesarios en la realización de un
ceremonial. Parte desu labor eran los distintos toques de campanas con un
estilo propio nunca más igualado. Era ya fácil distinguir los tañidos de sus
campanas, El toque de las doce, resonante, de un repiqueteo aun desconocido por
nuestro Tito Puente, el de las seis un toque lastimero, toque que incitaba al reposo de aquella fuerza muscular de aquellos
de la dura tarea q comenzaba con la aurora y terminaba justo al toque de
Ernesto al crepúsculo. Aquellos toques de ánima que se oían desde lejos según
la comitiva fúnebre se acercaba al
templo y según se alejaba hacia el cementerio acompañado con aquel
crucifijo y aquellos ornamentos q
previamente Ernesto había separado. Q
delicadeza de hombre q en conciencia se
alegra y se compadece de toda una grey q necesita del amparo de la Divina
Providencia.. Las fiestas fuertes del adviento y la cuaresma, llenas de
ceremonias y actos mágicos, lo mantenían
sin tiempo para el reposo. Daba gracia verlo salir al mediodía con algo
q llamaban matraca y hacerla sonar en la entrada de atrio esperando q sus
sonidos se extendieran hasta Guajataca, para aquellos tiempos de un solo cura
para todo un pueblo. Cuantos bautismos, confirmaciones y viáticos contaron con
la presencia de Ernesto; sería imposible calcular. .Las puertas del templo no
se abrían sin las llaves de Ernesto, manteniáse en vigilia hasta cerrar al
anochecer. No creo q los sacerdotes de
Levi.tuvieran tantas obligaciones en tan solo un cargo ,El Sacristán.
El Sacristán de
aquellos tiempos no tenía q ser educado en teología pero eran conocedores de
los mas nimios detalles litúrgicos. Era aquel personaje tranquilo muchas veces
vestido de pantalón negro con camisas blancas y a veces una cruz en su pecho, no
necesitaba de ornatos pero Dios había puesto sobre ellos un orden q contemplo
Pablo y q la Iglesia aún no reconoció en su justo valor. Según la iglesia fue
creciendo con el progreso, llegaron las oficinas, las secretaria, los
coajudtores, los ministros y la Iglesia
se convirtió en paquete burocrático donde el Sacristán no encajaba. Aquellos
hombres desaparecieron. Hoy a sus setenta y cinco años cuando lo veo caminar
con cierta doblez de años, mi corazón se enternece y se llena de tanto
agradecimiento, de aquel q sirvió a tantos con devoción y respeto. Dios no lo
hizo rico y cuando quedo desamparado de su Sacristanía Lola su esposa le ayudó
a entrar a otros oficios donde ganarse
la vida. Hay algo en Ernesto q me encanta. Hay q ver como le encanta el baile y
la música, y no teme a el q dirán,
para zafarse un zapateado en medio de la plaza, hasta solo si no encuentra pareja. Esta
mañana en casa de Lucho entró muy contento pq la iglesia lo había llamado para
bendecirlo por sus setenta y cinco (marzo 26 2006) años. Habían muchos jóvenes
de esa edad y todos recordamos al Ernesto de Vigo Salas, al Ernesto de Acevedo
y al Ernesto de Berrios, no se si alcanzo a tener q ver algo con Mari, cuatro
sacerdotes q llevamos en el alma. Gracias Ernesto por haber sido nuestro último
Sacristán
Se me olvidaba, pero Ernesto es un ser humano
q gusto de casarse y formar familia,
le estaba
permitido hacerlo según las reglas de Pablo a Timoteo o a Tito.Los sacristanes
pueden casarse y procrea una familia. Se caso con Doña Lola ,con la ayuda de lo
Alto
tuvieron tres
hijos dos nenas y un nene q es por hoy uno de los mejores maestros de Ciencia
conocidos en toda la isla ,q se llama como su padre Ernesto Estremera.
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