lunes, 28 de enero de 2013

La Tentaciónes (Primera Parte)

                                                  Las Tentaciones (Primera parte)

Cierta vez le preguntaron a Salvador Dalí  que cosas eran grandes para él. Contestó varias veces; el DNA, esa molécula espiralada que Dios hizo para que surgieran todas las manifestaciones de vida. Agregó que no había cosa de mayor agrado que el oro, el cual deseaba guardar y no usarlo jamás. Así nos pasa a veces deseamos cosas que no producen bien alguno, aunque nos agraden. Las mas de las veces ese apetito es desordenado y la voluntad débil. Nos hacemos infelices. Aquellas cosas deseables, muchas veces, son muy pasajeras, de corto tiempo. Mas luego nos convierten en desgraciados. A esas cosas que despiertan en nosotros tal desajuste o falta de equilibrio le llamamos tentaciones y al realizaras, le llamamos Pecado.¿De donde surgen nuestra flaquezas? No creo que nadie los sepa con claridad. Tratamos de explicarlo con premisas metafísicas, teologales o más o menos científicas. Algunos originan el pecado, allá para los años 6000 antes de Cristo, cuando una mujer llamada Eva, convence a su marido de comer una fruta prohibida. Fruta que les abre el sentido a la ciencia y a la maldad. No podríamos explicar, la razón de que existiera un peligro tan grande puesto allí por Dios. Aquellos seres se consideraban con bienes preternaturales que los salvaba de todo mal. Le llamaron a aquel pecado, Pecado Original y por mala suerte fue de carácter generacional y nos manchó para siempre. Allá para la primera mitad del siglo 20 se descubrió la molécula preferida por Dalí. Se encontró que estaba sujeta a cambios, llamados mutaciones, que por lo regular son mortales. El DNA es base de todos los seres vivos de escala inferior al hombre, por lo cual los animales están ajenos a la tentación y al pecado. ¿Que le sucedió a nuestro DNA que produjo un salto tan grande que nos dio algo llamado razón y grandes debilidades sujetas a la tentación? Los gnósticos ya para la época apostólica, consideraron que el mundo era una creación de demonios. La materia era corrupta y como tal el hombre. Rene Descartes, el genio de la razón señalaba que un demonio o varios le torcían los sentidos y lo engañaban. Recurrió a una técnica parecida a la usada por Platón en la alegoría de las cavernas. El filósofo Schoppenhaimer considera a la creación como algo perverso, causante de todos los sufrimientos. Lo bueno era la buena voluntad, lo que nos atenuaban nuestras desgracias. Para Nietsche el poder del hombre está por encima de la inteligencia. Nada encadena al hombre, sólo las doctrinas esclavizan lo mejor del hombre, sus placeres y la capacidad para vencer cualquier obstáculo. No somos presos de la conciencia y la razón. Hitler usó mucho de sus torcidas creencias. La tentación, la fragilidad, el pecado, el sufrimiento y aún la paz han de estar en lucha continua. Sabemos bíblicamente que de muchos males surgieron mejores bienes.

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