Mis Primeras Personas
Calle del Hospital
Todo tiempo
pasado lo encontramos mejor. En nuestras salidas por los alrededores de nuestro
pueblo,
Gerardo y
yo nos pasamos viendo lugares y fantasmas del pasado.Contemplamos la Calle del
Carmen
y la finca
Irivas con su Ranchón y sus dos charcas, una de ellas la que llamaba Mr. Ramos,
la charca de
Cali cantos (Calicantes), que nos llenaba de
alegría cuando en las lluvias de octubre nos inundaba el pueblo, llenando las
cunetas hoy desaparecidas y desbordándose
por la casa de Manolín y don Manolo
rumbo a la
Charca de los Barros. Aquel papá de Gelo
y el Sr. don Nayo vigilantes de la finca, al cual
temíamos y velábamos,
para robarnos los mameyes detrás de la casa de Monserrate. Esa calle, la Calle
del Hospital o calle Del Carmen, calle en forma de J, las casas unas pegadas de
otras con el maderamen teñido de gris ceniza, cubierto los boquetes con latas
de galletas Sultana, techadas con zinc acanalado del color del orín del hierro.
La única casa con Balcón era la casa de los Medinas, o de doña Juana, dueños de
la Palmera fonda del pueblo. El zapatero de los pobres don Minguito y los
Abrojos, cubriendo los zapatos de
los clientes con el caucho sacado a los
neumáticos de los automóviles. Se veían esa suelas como sándwiches de varias
capas negras rellenas de hilillos blancos, cosidos o más bien clavados. Allí
conocía los Yambó, Doña Eustaquia a Rafi, quien jugó de los Piratas a Lalín y a
Doña Beba, ésta se casó con Pepito mi gran amigo, aún los veo de novios cerca de la casa de
Minerva, a don Pablo Vilella y a Willito y Leonardo Hernández nietos e Hijos de
Pablo el mejor pintor a stuco q he conocido y a esa mamá de Willito trabajadora
incansable q los hizo hombres ella solita Al terminar la recta de la calle nos
adentrábamos en la en lo restante de la
J, donde la pobreza era extrema pero la
alegría más inmensa. Recuerdo los ropajes tendidos a secar
sobre las mayas de la finca. Existía cercana a la calle una caverna donde los
pobres q carecían de letrinas eliminaban sus desperdicios. Eran épocas de la
anemia de la lombriz y el bichillo. Aquella algarabía, aquel alboroto, la
felicidad le salía por todos los poros del cuerpo, y este alboroto se hacía
gigantesco según se acercaban las Fiestas Patronales o las Navideñas. Todo era hiperbólico para
esta gente buena. Recuerdo aquellas muchachas de Marcos, a la entrada de la
calle, rubias de Gardel, pintadas de rojo, empolvadas, de trajes vistosos y las
piernas cubiertas con medias transparentes, con un hilo al medio de la
pantorrilla. Mis ojos de niño sorprendido ante tanto colorido, cuanto me
gustaba verlas bajar y que pasaran por nuestra calle. Otras tiendas como la de
Don Sino y don Picacho, creo que hasta
la familia Corujo, poseía una de esas tienditas,
la de verduras de Don Nilo, Eusebio completó el grupo con una tienda algo
bohemia cubierta o rodeada de tallos de Caña India, llamada El Palledium, creo
que de dos pisos y en los altos se jamaqueaban las parejas al son de guitarras,
cuatros y güiros. El hospital de los pobres a cargo de Don Pablo,
parecía como un pequeño edificio romano, donde Don Pablo ejercía la cirugía
menor con una destreza no igualada por médicos titulados. Aún recuerdo la vez q
lo vimos haciendo la autopsia en el cementerio a un personaje quebradillano, con
una cabeza socrática y una memoria elefantiasa. Al cortar la cabeza con un serrucho pasaporto, el
Dr. Ríos que observaba las circunvoluciones del cerebro declaró q aquel hombre
sin duda alguna era bien brillante, era la época de Alberto Einstein. No hubo
en nuestro tiempo un pobre que no hubiese sido la cabeza cosida por Don Pablo. Otras
personas acudían a visitar la farmacia del Lic. Roure o la casa de doña Brígida
y don Teo para el mismo menester. Bajaban durante la temporada de béisbol un grupo de muchachos, tirándose bolas de
pelota caliente, como ejercicios de calentamiento, antes de llegar al parque de
pelota, entre ellos iba un gran pelotero, Don Raúl Mejías, Rafael y Fufo
Miranda, y otros muchachos como Chanito, que para aquellos tiempos era el flaco más
parecido a Frank Sinatra con un puño temido y sólo igualado por Carmelito Pérez
Martínez. La pelota en este mi pueblo era muy vistosa, aún recuerdo como se
llenaba el pueblo en aquellos double header que daban los domingos donde competíamos
con el Camuy Arenas. No puedo olvidar otros personajes de aquella gloriosa
calle, como Fey, un muchachón algo inocentón hijo de doña Rosa, era un fanático
del deporte como ninguno, lo veía leyendo la parte deportiva del periódico y
luego parecía uno de aquellos expertos del programa Corona que se daba a las
doce del medio día junto a los vegabajeños y Diplo
en La Tremenda Corte o el Tremendo Hotel. Lloraba cuando los muchachos decían
acusarlo a su madre pq se daba algún trancazo del etílico. Nuestras calles se
mantenían limpias gracias a un grupo de hombres buenos y pobres, éstos perdían
su salud para conservar la nuestra, uno de esos personajes era Don Lolo hombre
tosco con barba blanca a medio hacer y Don Nelo Pupo. Nicio q deambulaba por
las calles, aquel ayudante de el electricista (Galón) Crespo siempre con un
alicate en el bolsillo trasero, y el empleado de don Amalio Rosa, a quien conocíamos como Pulga recordando aquel
cuento no se si de un Danés llamado Pulgarcito. Eran gigantes de nuestro pueblo,
cuántos favores y mandados hicieron para bien de otros. Ña ,como aún veo
aquellos carruajes de zinc q venían del matadero,
llevados a Don Lalo o a Don Rufino, la carnes trozadas o a veces paraban en el
negocio de Z(S)abaleta para entregar
pulmones y bazo ,convertidos en bofe,tan sabrosos mezclado con aquellos
bacalaitos que parecían ostras gigantescas, no esos bacalaitos modernos
flacos y desabridos. Un personaje q no
puedo olvidar es a Don Yico, padre de Andreita la boletera del Teatro Liberty ,
bajando con su yegua y sus banastas a una finquita que tenía por allá por los
burros en el Barrio de las Cuevitas, todo vestido de caqui con aquellas botas
tan particulares q usaban nuestros obreros a veces llenas de herraduras y
siempre asombrerado.No se porque relaciono a Andrea con Doña Pochola, aquella viejecita
dulce madre de Pepe. Existían dos
lecherías una allá en lo alto de la calle y otra cerca de Don Benito Alago,
lechería de Don Juanito Medina. Algunos de aquella calle, como Candita y Amanda
la de Reinaldo, el único hombre q vi enfrentarse a Oscarito, venían a buscar
leche al pueblo, con sus cacharros, potes de avena quaker o cacerolas.Esperábamos
hasta q llegará Juanito, aquel hombre fuerte, siempre rojizo, q para todos
tenía cariño y buen trato, mientras parloteábamos o meramente nos acurrucábamos
con aquellos suéteres llenos de agujeros y descoloridos por el uso. Minerva
Yambó ha sido de aquellos personajes el más impactante en mi vida de la Calle
Rafols. Es como una segunda madre. En aquellos tiempos en q la conocimos vivía
en un cuartito, al lado de la casa de Amalio Rosa, cerca del Taller de Pen, compartido creo q una doña Rosa madre de
Fey. Taller donde los pobres se ganaban unos reales cosiendo guantes, o bordando. Era
costurera, muy buena en su oficio. Llegó a vivir a nuestra calle justo al
frente de mi casa,con su esposo Antero y sus dos hijos,Nilda y Pelupe.Antero
trabajaba de técnico dental de Pepín Cordero ,conocía muy bien el arte de las
peleas de gallo, allí conocí a Miguel y
a Mr. Ruiz muchachos q pelaban los gallos de Antero o de otros galleros. Desde
que llegó hizo migas con mi madre y de
ahí en adelante siempre ha estado con nosotros. En aquellos tiempos Minerva y
mi madre se enviaban todos los días los almuerzos y comidas, a tal grado que si
no nos gustaba la comida del día esperábamos el plato de Minerva, q al igual q
mi madre cocinaban riquísimo , era cosa
curiosa q se tenían tres comidas diarias, hoy en día se cocina una vez al día y
no se le envía nada a los vecinos.Minerva nos tapaba nuestras maldades para q
mi madre no nos pegara y por ello le estamos agradecidos por el ahorro en los
castigos Cuantas veces recuerdo como podía olerme mi perfume a Ron Superior
desde la cocina. Mi madre estaba preocupada por mi salud, Minerva sabía q mi
enfermedad era de origen dionisiaco. Para el Viernes Santo
comía del
rico escabeche de Minerva. Otros fantasmas pasan por mi mente de manera fugaz,
doña Ambrosia, don Alsemo con aquel fotuto anunciando las películas del teatro
Liberty,más tarde otro llamado el Loro Medina lo sustituye con altoparlantes
montados sobre aquella picot roja de Oscarito, tenía tal memoria q una vez
recibido el anuncio lo botaba al zafacón y luego lo repetía con puntos y comas.Sandy
el de las chinas cerca de la zapatería de Don Varo,imagen inmortalizada por
Cajigas, a los Pirres y aquella tragedia de un hijo ahogado en Los Burros, esa
familia Pérez descendiente de un Sr. Martín Pérez ,muchachos geniales q
hicieron su Silla Voladora, los Carritos, La Algodonera azucarada, tocadores de
cuatro y guitarra y hasta un poeta q todavía anda entre los vivos.Aquel, Yambó
trabajador de Fuentes Fluviales con
aquel zapatón gigantesco encharolado
fumando un cigarro a medio hacer, de andar algo curioso, no tan curioso
como el mío.Un Sr. llamado Macho, enamorado ciegamente de una hija preciosa,de ojos verde mar de Don Marcos. Se
que algunos recordaran otros fantasmas queridos q aún se mueven por la finca de
los Irivas, por la calles de Quebradillas. Ñeco el vendedor de chinas, al igual
q don Tomás Estrella padre de Fernando, don Tomás Misla buen carpintero padre del Indio,Toña la vendedora de
huevos,Chen,Miñe,Chano con su familia(Los Sardinillas) ,alguien llamado Laliú, los
Morenos,doña Ambrosia, Eustaquia la segunda esposa de Yambo, Fermín aquel
hombre bueno de cigarro mordido cuyos trabajos eran la limpieza de nuestros
pozos más bien letrinas, no sé si en alguna ocasión le dio una infección seria,
pero como se reía con una gracia y cuanto sudor le recorría aquel incompleto
bigote..Yaya la mama de Benjamín el bombero. Un muchacho travieso que relacionábamos
con la leche Klim, al cual temíamos q escasamente media metro y medio y pesaba
menos de 100 libras.Tinán aquel empleado eficiente de Don Moncho.Llano que se
nos fue para la Fuerza Aérea desde temprana edad,Peseta y Chanito se metieron a
la marina y venían de pase con aquellas vestimentas de Popeye el marino, con
las nalgas apretadas y un vuelo a nivel de zapato, traje lleno de cintas negras
y aquel sombrerito que usaban algo
inclinado sobre una cabeza pelada.Galo el panadero, aquellos sudores mezclados
con harina y levadura le daban aquel gusto tan delicioso, máxime cuando se le
untaba aquella grasa de puerco sacada de una lata con tapa con márgenes
aserrados.Don Julio López creo que también era un carpintero de aquellos que
todas las herramientas cabían en un cajón un poco más grande que aquellos
famosos boleros como los Machetes y el
Tocino ,que no necesitaban del spit shine para que sus zapatos brillasen como
soles y olieran aquellos betunes de tapas blancas, con líneas negras o tapas
castañas con líneas similares.Los Núñez, ese montón de familia tan llena de
vida, tan trabajadores, uno de ellos fue a Vietnam ,a luchar por intereses
ajenos, guerra apócrifa, perdida antes de comenzar.No puedo olvidar los Morenos
,el papa de Jando nuestro conserje y la maestra de economía doméstica Maggie,
Samuel conocido como Miñé como coiment de billar al igual q nuestro amigo Kery
y creo que Sosa, trabajaban el billar de Laureano.Doña Esperanza la comadrona
de la calle y de extramuros.Chuito Ramos hoy tiene un supermercado frente al caserío,
Israel el enfermero hombre bueno y caritativo que ha ayudado a tantos a morir
como cristianos, con dignidad, cuidados con esmero y cariño. Cliville hombre algo
metido en libras quien se me parecía a nuestro inolvidable Davilita. Guillermo
Vía mi tío abuelo, hermano de mi abuelo Juan. Don Ángel Álvarez otro carpintero glorioso con
altura de baloncelista, padre de Nury nuestra enfermera y nuestra Lucy Boscana
de la escuela superior de los años 50. La familia Sosa, algunos relacionados
con un muñequito ciego y pequeño de las tirillas cómicas. Entre los pobres
jamás se llora,según decía Pedro Infante en la película Ustedes Los Ricos”.Son
tantos los fantasmas de aquel rincón, que fue tan hermoso en aquel Quebradillas
q ya no es ni será jamás.
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